3. Rescate celestial

¡Imagínese lo terrible que sería estar a la deriva en un océano infestado de hambrientos tiburones! Luego imagine también, lo hermoso que sería ser rescatado desde el aire y llevado a un lugar seguro. Lo cierto es que cada ser humano en este planeta está perdido en un mar lleno de peligros. Necesitamos urgentemente que se envíe un rescate, no mediante un bote o un helicóptero, sino uno que venga de parte de nuestro Padre Celestial. Dios nos ama tanto que envió a su Hijo a salvarnos. Usted lo ha oído probablemente con anterioridad, pero ¿está seguro que entiende plenamente este tema? ¿Qué significa para usted, y cómo puede cambiar su vida? ¡Siga leyendo y entérese!


1. ¿Se interesa realmente Dios en mí?

Esto es lo que él dice: "A mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable y yo te amé." (Isaías 43:4). "Con amor eterno te he amado." (Jeremías 31:3).
Respuesta:   El amor infinito de Dios por usted y por mí es mucho mayor de lo que podamos imaginarnos. El le ama como si usted fuera la única persona perdida en todo el universo. El habría dado su vida por usted aunque no hubiera habido otros pecadores para redimir. Trate de no olvidar nunca ese hecho. Usted es valioso para él, por eso lo ama.

2. ¿Cómo ha demostrado Dios su amor por nosotros?

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna." (Juan 3:16). "En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados." (1 Juan 4:10).
Respuesta:   Dios lo amó a usted tan profundamente que estuvo dispuesto a ver a su Hijo único sufrir y morir antes que verse separado de usted por toda la eternidad. ¡Nunca podremos comprenderlo, pero él lo hizo, precisamente por usted y por mí!

3. ¿Cómo podría él amar a alguien como yo?

"Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros" (Romanos 5:8).
Respuesta:   Ciertamente, no porque yo lo haya ganado o lo mereciera. Ninguno de nosotros tiene derecho a nada, sino a la paga por el pecado que es la muerte (Romanos 6:23). El amor de Dios es incondicional. El ama a los ladrones, a los adúlteros y a los asesinos. El también ama a los egoístas, a los hipócritas y los blasfemadores profanos. ¡Pero lo más grandioso de todo, es que él me ama a mí! Ya que él sabe que mis pecados me conducirán sólo a la miseria y a la muerte, quiere salvarme de ellos. Esa es la razón por la cual Cristo murió.

4. ¿Cómo me beneficia su muerte?

"Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios.” (1 Juan 3:1). "Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios." (Juan 1:12).
Respuesta:   Cristo murió en mi lugar para satisfacer la pena de muerte que pesaba sobre mí. El nació como un ser humano para poder sufrir la clase de muerte que yo merezco. Luego ofreció darme crédito por lo que él hizo. En otras palabras, su vida impecable es acreditada a mi cuenta, para así poder yo ser contado como justo. Su muerte es aceptada por Dios como pago total por todos mis pecados y malas acciones del pasado. Al aceptar como un regalo lo que él hizo por mí, se me recibe en la familia de Dios como un hijo suyo. ¡Esto es algo que abruma la mente! 
Piense en estos hechos sencillos por un momento.

  • Debido a mis pecados, estoy sentenciado a la pena de muerte.
  • No puedo pagar esa pena sin perder la vida eterna, porque si muero por mis pecados, no puedo resucitarme a mí mismo. Moriría para siempre.
  • El hecho es que tengo una deuda que no puedo pagar. Pero llega una amigo de nombre Jesús, y dice: "Yo la pagaré. Yo moriré en tu lugar y te daré crédito por ello. No tendrás que morir por tus pecados".
  • ¡Debo aceptar la oferta! Muy simple, ¿verdad? Reconozco y acepto públicamente su muerte por mis pecados. ¡En el momento en que lo hago me convierto en hijo o hija de Dios!

  • 5. ¿Cómo puedo yo aceptarlo para de esta manera pasar de muerte a vida?

    Simplemente declare o acepte estas tres cosas:

    1. Soy un pecador. "Todos han pecado" (Romanos 3:23).

    2. Estoy condenado a muerte. "La paga del pecado es muerte" (Romanos 6:23).

    3. No puedo salvarme a mí mismo. "Separados de mí nada podéis hacer" (Juan 15:5).


    Luego, declare que cree en tres cosas:

    1. El murió por mí. "Para que... gustase la muerte por todos" (Hebreos 2:9).

    2. El me perdona. "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados" (1 Juan 1:9).

    3. El me salva. "El que cree en mí tiene vida eterna" (Juan 6:47).
    Respuesta:   Pidiendo el gran don de Dios, nuestro Señor Jesucristo, creyendo en él y aceptándolo.

    6. ¿Qué debo hacer para obtener el don de la salvación?

    "Siendo justificados gratuitamente por su gracia" (Romanos 3:24). "El hombre es justificado por la fe, sin las obras de la ley" (Romanos 3:28).
    Respuesta:   Lo único que usted puede hacer es aceptarlo como un regalo, un don. Sus actos de obediencia no serán de ninguna ayuda en el proceso de la justificación. Todos los que creyendo piden con fe la salvación la recibirán. El pecador más empedernido será aceptado sobre la misma base que el más correcto de los hombres. El pasado no cuenta. Recuerde, Dios ama a todos por igual, y el perdón es para quien lo pida. "Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don [regalo] de Dios. No por obras para que ninguno se gloríe" (Efesios 2:8-9). 

    7. Al unirme a su familia por la fe, ¿qué cambio efectúa Jesús en mi vida?

    "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es. Las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas" (2 Corintios 5:17). 
    Respuesta:   Cuando recibo a Cristo en mi corazón él destruye la vieja naturaleza pecaminosa y me convierte en una nueva criatura espiritual. La vieja vida de pecado ahora llega a serme odiosa e indeseable. Gozosamente comienzo a experimentar por primera vez una gloriosa liberación de la culpa y la condenación. Comienzo a ver cuán vacía ha sido mi vida sin Cristo. En vez de alimentarme de las desperdicios que caen debajo de la mesa me convierto en un invitado al banquete del Rey. Un minuto con Dios provee más felicidad que una vida entera sirviendo al diablo. ¡Qué cambio! ¿Por qué esperé tanto tiempo para aceptarlo?

    8. Será esta vida transformada realmente más agradable que los placeres de la vida antigua?

    Jesús dijo: "Estas cosas os he hablado, para que... vuestro gozo sea cumplido [esté completo]" (Juan 15:11). “Si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres" (Juan 8:36). "Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia" (Juan 10:10).
    Respuesta:   Muchos creen que la vida cristiana no será una vida feliz debido a las restricciones y las negaciones que uno debe imponerse. Pero el resultado es todo lo opuesto. Cuando usted acepta el amor de Jesús, surge en su persona una fantástica exuberancia. Una paz y un gozo extraordinarios saturan constantemente su vida. Si usted habla de emociones, la vida cristiana no tiene punto de comparación con la vieja existencia de egoísmo y fracasos. Como una pesadilla, el pasado doloroso se desvanece, y usted experimenta una vida más "abundante", tal y como lo quiso Dios.

    9. ¿Pero cómo puedo yo hacer todas las cosas que un cristiano debe hacer?

    "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí" (Gálatas 2:20). "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Filipenses 4:13).
    Respuesta:   Aquí es donde se revela el mayor milagro de la vida cristiana. ¡Usted no tiene que esforzarse en ser bueno! Lo que hace como cristiano es el resultado espontáneo de la presencia de una vida milagrosa que obra en su interior. La obediencia en su vida es la respuesta de amor acostumbrada. Al renacer en Dios, como una nueva criatura, usted quiere obedecerle porque él es ahora parte de su vida. Agradar a alguien a quien usted ama no es una carga, sino un placer. "El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en mi corazón" (Salmos 40:8).

    10. ¿Quiere decir que ni siquiera los Diez Mandamientos serían difíciles de obedecer?

    "Si me amáis, guardad mis mandamientos" (Juan 14:15). "Este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos y sus mandamientos no son gravosos" (1 Juan 5:3). "El que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado" (1 Juan 2:5).
    Respuesta:   La Biblia siempre vincula la obediencia con una relación de amor. El cristiano nacido de nuevo, halla que guardar los Diez Mandamientos no es una lucha ardua. Con todos los pecados pasados cubiertos con la muerte expiatoria de Cristo, mi obediencia presente y futura está arraigada en la vida victoriosa de Jesús que llevo dentro de mí. De hecho, debido a que yo lo amo tan profundamente por haber cambiado mi vida, voy aun más allá de los requerimientos de los Diez Mandamientos. Estudio diariamente la Biblia para obtener indicaciones de la voluntad divina, y trato de encontrar nuevas formas de expresarle mi amor. “Y cuanto pedimos lo recibimos de él, porque guardamos sus Mandamientos y hacemos lo que le agrada” (1 Juan 3:22).

    11. ¿Cómo puedo estar seguro de que la obediencia a los mandamientos, mencionada en la Biblia como una característica del pueblo de Dios, no es legalismo?

    "Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús" (Apocalipsis 14:12). "Y ellos [los santos] le han vencido [al dragón, o sea al diablo] por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte" (Apocalipsis 12:11).
    Respuesta:   No hay que confundir obediencia con legalismo. Legalismo es tratar de ganar la salvación realizando buenas obras. Los santos se identifican en el libro de Apocalipsis por cuatro características: (1) guardan los mandamientos, (2) confían en la sangre del Cordero para salvarlos, (3) comparten su fe con otros, y (4) eligen morir antes que pecar. Estas son las verdaderas señales que distinguen a uno que ama a Cristo y ha hecho un pacto de por vida para servirlo y seguirlo.

    12. ¿Qué acto significativo sella la relación de amor de una persona con Cristo, y qué simboliza?

    "Somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva... para que el cuerpo del pecado sea destruido" (Romanos 6:4-6). "Os he desposado con un solo esposo para presentaros como una virgen pura a Cristo" (2 Corintios 11:2).
    Respuesta:   El bautismo simboliza tres eventos significativos en la vida del creyente: (1) muerte al pecado. (2) nacimiento a una nueva vida en Cristo Jesús. (3) casamiento con Cristo por la eternidad. Esta unión espiritual se va haciendo más fuerte y más dulce con el tiempo, a medida que el amor sigue creciendo. Así como ocurre en cualquier matrimonio, cuando el amor desaparece, el paraíso se convierte en un infierno, el hogar se mantiene unido sólo por los compromisos legales. Así también, cuando el cristiano deja de amar a Cristo por encima de todo, su religión existe sólo como el cumplimiento restrictivo de una serie de reglas.

    13. ¿Cómo puedo asegurarme que la fe y el amor de mi matrimonio con Cristo continuarán creciendo?

    "Escudriñad las Escrituras" (Juan 5:39). "Orad sin cesar" (1 Tesalonicenses 5:17). "De la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él" (Colosenses 2:6). "Cada día muero" (1 Corintios 15:31).
    Respuesta:   Ninguna relación amorosa puede prosperar sin comunicación. El hábito de hablar con Dios por medio de la oración espontánea y el estudio de la Biblia son absolutamente esenciales para que esta relación siga creciendo. La Palabra de Dios constituye una carta de amor que debo leer diariamente para nutrir mi vida espiritual. El conversar con él en oración, profundiza mi devoción, y abre mi mente a un conocimiento más íntimo y emocionante de su amante cuidado por mí. Diariamente aumenta mi sorpresa al descubrir nuevos detalles de la increíble provisión que él ha hecho para mi felicidad.

    Dios sella nuestro matrimonio espiritual
    Al sellar nuestra unión espiritual por toda la eternidad, Dios ha prometido no abandonarme jamás (Salmo 55:22 Mateo 28:20 Hebreos 13:5), cuidarme en caso de salud o enfermedad (Salmo 41:3 3 Juan 2: Isaías 41:10), y suplir toda necesidad que pueda presentarse en mi vida (Mateo 6:25-34). Así como he recibido a Cristo por fe y experimentado que sus promesas son ciertas, confiaré plenamente en él en toda circunstancia futura, y él nunca me chasqueará.
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    PREGUNTAS PARA MEDITAR

    1. ¿Cómo puede la muerte de un solo hombre pagar la penalidad por los pecados de todo el género humano? Yo he vivido una vida terrible de pecado. Temo que Dios tenga que hacer algo muy especial para hacer expiación por alguien tan malvado. 


    Romanos 3:23 dice: "Todos han pecado". Y debido a que "la paga del pecado es muerte" (Romanos 6:23), y puesto que "todos han pecado", por eso, se requiere "algo especial" para cada ser humano. Unicamente aquel cuya vida es igual a la de todos los hombres podía morir por los pecados del género humano. Debido a que Jesús fue el Creador y el autor de toda vida, la vida que él depuso fue equivalente a la sumatoria de todas las vidas que hayan existido en el planeta. La expiación no sólo debía ser hecha por alguien cuya vida representara a todos los otros seres creados, sino que aquel que murió la muerte expiatoria tendría que tener la capacidad de levantarse de aquella muerte . ¿Por qué? A fin de poder adjudicar los beneficios de la expiación a todos los que la pidieran con fe. "Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos" (Hebreos 7:25).

    2. Si acepto a Cristo y su perdón, y vuelvo a caer, ¿me perdonará él de nuevo?


    Podemos confiar en que Dios nos perdonará de nuevo, si sentimos aflicción por nuestros pecados y los confesamos. "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad" (1 Juan 1:9).

    3. ¿Cómo puedo acercarme a Dios en mi condición pecaminosa? ¿No sería mejor que un sacerdote o un ministro orara por mí? 


    Puesto que Jesús vivió "en la carne" y "fue tentado en todo según nuestra semejanza" (Hebreos 4:15), tenemos un Dios que puede entendernos y que quiere ser misericordioso con nosotros. En Hebreos 4:16 se nos dice que podemos acercarnos "confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia". Podemos llegar a Dios directamente por medio de Cristo, sin ningún intermediario. Afianzados en su misericordia, podemos venir a él "confiadamente" en el nombre de Jesús (Juan 14:14). En 1 Timoteo 2:5 se nos dice: "Hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.”".

    4. ¿Hay algo que yo pueda hacer para ayudar a Dios a salvarme?


    No. La salvación se logra totalmente por gracia es "el don [el regalo] de Dios" (Romanos 3:24, 4:5 Efesios 2:8-10). Es verdad que a medida que Dios nos concede su gracia mediante la fe, él también nos da el deseo y la fuerza para obedecerlo. Esto resulta en el cumplimiento de sus leyes. De manera que aun esa obediencia es un don de Dios. La obediencia—el servicio y la lealtad del amor—es la verdadera muestra del discipulado, y es un fruto natural de la fe en Cristo. Es su don.

    5. Si Dios perdona mis pecados y me restaura a su familia, ¿elimina esto todo futuro castigo por mis pecados,o todavía se necesita que yo realice alguna tipo de penitencia?


    Las Escrituras dicen: "Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús" (Romanos 8:1). Cristo pagó el precio completo por nuestras transgresiones. Aquellos que lo aceptan por la fe no necesitan realizar ninguna tipo de penitencia para ser limpiados, sino que se considerad que han sido "lavados" en la sangre del Cordero. Isaías 43:25 contiene una hermosa promesa de perdón: "Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados". Miqueas 7:18-19 muestra la hermosa actitud de Dios el Redentor, hacia su pueblo: "¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. El volverá a tener misericordia de nosotros sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados".
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    (Source: Amazing Facts).

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