La Biblia: La carta de Dios (1 de 3)


La Carta de Dios.

Lectura Bíblica: Hebreos 1:1, 2.

Introducción.

La primera doctrina de la Iglesia Adventista coincide con el primer estudio que se da en una serie de estudios bíblicos, se trata de la Palabra de Dios.

Ningún libro ha sido tema de conversación, controversia, de respeto, de persecución y otras muchas cosas, ni durante tanto tiempo, como la Biblia. Otros han dado su vida por ella, otros han consagrado la que tenían al servicio y preservación de la misma. Por mucho que nos esforcemos, jamás encontraremos un libro igual ni con una historia semejante. Con ella se han fomentado formidables reformas, han caído imperios, y se han alimentado falsas interpretaciones “a la carta” que han dado paso a abusos, como la teología de la liberación, la feminista, el capitalismo, el marxismo fue alimentado en su día con la Biblia.
El asunto de la particularidad de este libro está en su contenido. Cualquier otro libro puede hablar de historia, de un personaje de ficción, de muchos temas, científicos, naturales, etc. La Biblia habla de todo ello, habla de naturaleza, de ciencia, de historia, de personajes de ficción (la parábola de Lázaro), pero sobre todo, nos cuenta la Revelación del Único Dios-Hombre, Jesús.

La Revelación Divina.

No es nada nuevo que la gente dude de la existencia de Dios, ya antes del diluvio sucedió esto, años después de la creación y caída del hombre. Sin embargo tampoco han faltado, en ningún momento de la historia de este mundo, quienes creyesen en el Dios verdadero y testificasen a los demás acerca de su existencia. Para eso han acudido a las revelaciones que Dios ha hecho de sí mismo. ¿Cómo se ha revelado Dios al hombre?

Vamos a ver lo que es la Revelación General. A través de la historia, los hechos que allí podemos ver y leer, a través de cómo se comportaron los hombres, a través de la conciencia y cómo no, a través de la naturaleza, muchos vemos a Dios. Esto es lo que se llama revelación General, porque está al alcance de todos y no para de apelar al razonamiento para descubrir a Dios.

Os invito a leer un texto clásico: Salmo 19:1, “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de Sus manos”. Cuando uno sale al campo, ve ciertos fenómenos, plantas, paisajes, etc. sólo puede ver una vislumbre del Jardín del Edén, que en el amor y la misericordia de Dios, en parte sobrevivió al Diluvio, a los siglos, desastres, para que hoy, aun a pesar de la destrucción irreversible del hombre, queden rincones donde uno se maraville de la obra de Dios, de alabar a un creador. Como dice Pablo en Romanos 1:20 “Porque las cosas invisibles, de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”.

También tenemos una revelación de Dios en las relaciones familiares, así lo dice la Biblia en Isaías 66:13 “Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros”. O como dice el salmista (sal. 103:13) “Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen”.

Alguien me podrá decir, y con toda razón, que esa misma brisa, se convierte en huracán destructor, y que ese mismo sol que hace salir el arco iris, genera desiertos en ciertas latitudes, causando hambre, sed, muerte. La lluvia que alimenta esos fantásticos arroyos en parajes que parecen de otro mundo, se convierten en lluvias torrenciales que inundan, trayendo destrucción y ahogando animales y personas. Una montaña majestuosa que causa admiración, puede convertirse en un terrorífico volcán, como sucedió con el Nevado del Ruiz, o provocar desprendimientos y lenguas de tierra que sepulten a ciudades enteras. Lo mismo sucede con las relaciones entre seres humanos, malos tratos, parricidios, guerras, etc. Nos damos cuenta que lo que ahora nos dice una cosa, mañana puede revelar otra. Esto nos confirma que hay un conflicto entre el bien y el mal. Donde hay destrucción, al final acaba reverdeciendo el bien, en forma de una bella flor.

Esto ha hecho que la revelación general, que era el libro de lectura de nuestros primeros padres, no sea suficiente para que Dios se de a conocer plenamente. Surgió la necesidad de algo más.

La revelación especial. El pecado limita la revelación que Dios hace de sí mismo en todos los medios que acabamos de mencionar. Además el pecado ha afectado nuestra mente, mermándola y entorpeciendo nuestro entendimiento. El más simple de los hombres antediluvianos, tenía una capacidad mental muchísimas veces más superior que la del científico más privilegiado de nuestro siglo. No podemos entender las cosas con facilidad. Y es por esto por lo que Dios proveyó una revelación especial de sí mismo.

Tenemos dos testigos, el AT y el NT, donde Dios se ha ido revelando a los hombres, y despejando toda duda acerca de su carácter. Los profetas fueron registrando la revelación que Dios les iba dando, y finalmente, la mayor revelación fue Jesucristo, el mismísimo Dios del cielo, habitando y hablando con los hombres.Leamos Hebreos 1:1, 2 “1 Dios, habiendo hablado hace mucho tiempo, en muchas ocasiones y de muchas maneras a los padres por los profetas, 2 en estos últimos días nos ha hablado por su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas, por medio de quien hizo también el universo”.

Tenemos en la Biblia, por un lado declaraciones de hombres que hablaron acerca de Dios, como afirmaciones del propio Dios, como persona. Según Juan 17:3 “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”. Necesitamos conocer a Dios mediante Jesucristo. Y es por la Biblia como Dios puede saltar esas barreras de nuestras limitaciones como seres caídos y degenerados por el pecado, y nos da a conocer que lo que desea y ansía es nuestra salvación.

El tema principal de la Escritura.

La Biblia revela a Dios, pero no sólo hace eso. La Biblia también nos revela nuestra situación, dónde estamos y cómo estamos. Además, para evitar caer en la desesperación, nos dice cómo podemos salir de ese hoyo tan profundo en el que nos encontramos. Jesús proveyó la salida para nosotros, por eso encontramos a Jesús en cada libro, en cada rincón de la Biblia. En todo lugar de la Biblia aparece la esperanza de un Mesías, de un Cordero que salva al hombre en apuros. Como clímax de la revelación del carácter y amor de Dios, tenemos la muerte de Jesús en la cruz del Calvario. Es únicamente en ese lugar, donde vemos la máxima crueldad y fervor del pecado, así como la máxima expresión de amor que jamás se haya podido hacer, dar o revelar. El hombre mata a su Creador en un colmo de perversidad. Dios entrega a su único Hijo en un infinito amor sin límites por ese mismo hombre.

El tema central de la Biblia es Jesucristo. Su victoria culminará en nuestros días eliminando el pecado y sus señales definitivamente del universo. Dios y el hombre serán plena y definitivamente reunidos para siempre. La cruz será la ciencia que nos ocupe intelectualmente por la eternidad, es el centro de la Biblia, y trascenderá los límites del tiempo.

El origen de las Escrituras.

¿Qué decir del origen de la Biblia? La autoridad de la Biblia en asuntos de fe como de conducta viene por su origen. Aunque son palabras escritas sobre papel, como cualquier otra escritura, es considerada distinta por el origen de la misma. Pablo en Romanos 1:2 las llama “Santas Escrituras”, en 2 Tim. 3:15 las llama Sagradas Escrituras, y en Romanos 3:2 y Hebreos 5:12 las llama Palabra de Dios. El origen de la Biblia es lo que la hace especial, la hace distinta e individual.

Los escritores de la Biblia dijeron que ellos no eran los autores intelectuales de lo que escribían, sino que los mensajes los recibieron de Dios. Sólo mediante la revelación divina ellos pudieron conocer lo que debían escribir. En muchos lugares de la Biblia se anuncia: Esta es la visión de … , como en Isaías 1:1; Amós 1:1; Miqueas 1:1; Habacuc 1:1 o Jeremías 38:21.

Indicaron que Dios a través del Espíritu Santo era quien les inspiraba a decir o escribir los mensajes que recibían. Por ejemplo, David dijo: “El Espíritu de Jehová ha hablado por mí, y su Palabra ha estado en mi lengua” (2 Sam. 23:2). En Ezequiel tenemos más referencias similares, Eze. 2:2; 11:5, 24. Miqueas llegó a afirmar lo siguiente: “Mas yo estoy llenos de poder del Espíritu de Jehová” (Miq. 3:8).

En el NT también se reconoce el papel fundamental del Espíritu Santo en la escritura del AT. El propio Jesús afirmó que David fue inspirado por el Espíritu Santo en Marcos 12:36. Pablo afirma en Hechos 28:25 que el Espíritu Santo “habló por medio del profeta Isaías”. Pedro reveló que el Espíritu Santo fue quien guió a todos los profetas, y no sólo a un puñado (1 Ped. 1:10; 2 Ped. 1:21).

Los propios autores del NT reconocieron también que el Espíritu Santo era la fuente de sus propios mensajes. Pablo explicó en 1 Tim. 4:1 “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe”. Hay más citas al respecto como Apoc. 1:10; Hechos 1:2; Efe. 3:3 – 5.

Ahora vemos que Dios, en la persona del Espíritu Santo se ha revelado a sí mismo mediante la Santa Biblia. No la escribió con su mano, sino con la mano de los profetas. Tardó más o menos 1.500 años, y como el autor intelectual de la Biblia es el Espíritu Santo, lo consideramos su Autor con mayúsculas.

Resumen.

Hoy hemos visto que a causa del pecado el hombre dejó de comunicarse libremente con Dios a causa de su nuevo estado pecaminoso. Dios se las tuvo que ingeniar para poder comunicarse con el hombre.

Los medios que habían establecidos, la conciencia, la razón, la naturaleza, aunque suficientes, quedaron empañados por el pecado, y Dios tuvo que acudir a un nuevo medio de revelación específico, La Biblia. Esta nueva revelación consta de dos testigos, el AT y el NT, y hemos visto que el tema central y principal de la misma es Jesucristo, y la cruz. También hemos visto que la Biblia es especial no por cómo se haya escrito, sino por su origen distinto de cualquier otro libro. Dios mismo es el Autor de ella. (La semana que viene hablaremos de cómo Dios inspiró las Escrituras, cómo recibieron los hombres ese mensaje para poder plasmarlo por escrito).
Feliz sábado.
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